2007/02/21

Don Moisés

No quiero morir. Nunca.
Creo ser el primer inmortal que conozco.
El azar no me favorece.
Creo que él pensó lo mismo
eramos la misma sangre
la misma piel
quise tener su valentía
su magnifica fortaleza
su cabeza ferrea, casi de hierro
su enorme corazón. El mismo que lo mató.

-Pausa-

El corazón que lo mató
fué ese mismo que peleó
por trapos rojos en las épocas de los pájaros.
Que sincronizaba sus largas travesías
senderos de madrugada entre el rancho y Chocontá
guiado por la misteriosa luz de los caminantes muiscas.

Que vibró con pasillos, guabinas y bambucos
al calor de la chichita y el guaro.
El mismo que movio sus manos
para construir puentes, fabricas,
muros de los lamentos, casas, familias.

Que lloró enterrando a su madre,
hermanos más viejos y más nuevos,
a sus amigos entrañables que acabaron,
uno por uno,
adelantandose en el camino que como yo,
no quería recorrer.

-Retorno-

No quiero morir. Nunca.
Quisiera ser el primer mortal que no fenece
El azar me condena
El pensó lo mismo
La Pelona se lo llevó.
Su sangre, su piel, sus manos
son ahora parte de la tierra
Pero su Espíritu me espera. Se lo he pedido.
Me guiará una vez más
Pronunciare en la voz del eterno silencio su nombre
Dejare que mi Abuelo me lleve a su nueva tierra.

Me contará otras guerras
otras caminatas
Nos reuniremos con la familia
beberemos, comeremos
me enseñará a usar el arado
fumaremos un cigarro
Volveremos a empezar.

2007/02/07

Dirás que era de esperarse

Dolor en el pecho.
Vista al médico.
Diagnóstico: Falla cardiaca.
Alternativas: Operar a corazón abierto o esperar sentado a la muerte
Consideraciones: Si hay operación, es muy posible que muera. Si no hay operacion,la probabilidad que muera es total.
Decision: Operar
Resultado: Individuo convaleciente. Salud inestable.
Esperanza: La operacion fue un éxito. La recuperacion se demora pero es viable.

Súbito, la sombra de la muerte aparece en la cabecera del moribundo. Tan bella como la sonrisa que la eclipsó cuando la abandonó hace dos lustros. Le permite un último deseo...

Un cigarrillo.

Mientras la última bocanada invade el frágil torrente sanguíneo del condenado, la hoz se abalanza sobre su cuello. El cuerpo cede inmediatamente a su propia pesadez. A pesar de eso, los ojos siguen firmes en el firmamento y los últimos residuos de glucosa recorren rápidamente las venillas del cerebro, suficiente para ver el ultimo destello de la misma estrella que lo vio nacer.

Dirás que era de esperarse.

Yo, sin embargo, guardé la esperanza hasta el final.

Es hora de ser el angel guardian de otro cuerpo.