2007/08/31

Un Angel senil

Gula y carne. Lujuria. Líbido.

De eso hace solo unas horas. Ahora solo hay frio. Un frio que cala más que los huesos porque se mete en tu alma. Saciedad. Tristeza. Reza el antiguo adagio: Post coitum omni animal triste est. Nada más cierto.

Luego, la eterna pensadera. Que fácil sería (piensas amargamente) como otrora cuando luego del exceso no quedaba más que el sueño y las ganas de fumar. Nada de trascendentalismos. Nada de pensar en futuros inciertos. Nada de sostenibilidad ni estabilidad. Solo el bello y delicioso sexo.

Ahora el mañana es prioritario en tu mente. Ahora las cuestiones ficticias de la felicidad, la empatía, la fidelidad (pfff), el nidito, los hijos y todas esas barbaries sicológicas hacen presa de tu mente que comienza a otear la senilidad temprana en tus sienes. Te estás envejeciendo mi estimado Angel. Ya hasta perdiste la aceleración morbosa de tu corazón que se traducía en poluciones nocturnas y fantasias rápidas en el transporte público. Que mal. Que decadente te has vuelto. Ten cuidado. De ahi a no poder toser sin usar un pañal queda poco. Porque la vejez no es otra cosa que la fermentación rancia de las ideas juveniles que se manifiestan en la caida del pelo, los problemas de próstata, el ablandamiento de los músculos mas importantes (los pélvicos por supuesto) y el endurecimiento de otros como los faciales que le dan a tu cara, Angel Soliz, ese aspecto triste y decrépito.

De que te vale pensar en ese mañana anhelado que perdiste cuando decidiste construirlo, pasando por encima de la mano invisible y del juego de dados que gobernó tus sueños hasta esa mañana en que despertaste con la pésima idea de forzar el destino, de ahorrar para el mañana y, sobre todo, de hacer tela de juicio a las decisiones infantiles y caprichosas de tu corazón. Cuando decapitaste al Loco que regía sobre el trono de tus sueños y montaste un tirano militar Racionalista y frío. Te has preguntado hace cuanto no recuerdas lo que soñaste anoche?

Deja de pensar. Sueña.
Deja de planear. Improvisa.
Deja de acaparar. Regala.
Y no tomes para ti lo que no es tuyo. Mucho menos su corazón. Déjalo libre. Dejalo tranquilo. No siembres la duda ni la tristeza en su alma. Ayúdale a discernir.

Hueles a meados. Me largo de acá, Angel Soliz. Toma un buen baño y refriegate bien, asi como te indicaba tu madre. Detras de las orejas. En los tobillos. En el antebrazo cerca a esa axila maloliente. En tus zonas copuladoras (es decir la lengua y las manos). Pero sobre todo, y con muchísimo jabón, haz hincapié en esa ponzoña que tienes untada alrededor del puñal que has clavado en tu costado. Por ahi se te ha infectado el alma.

Hasta pronto.