2009/05/30

Oda I

Un lapiz, una rosa y un bordón
encontró un hombre tras su destino
no sabia si ser escriba, amante o peregrino
Pues la rosa no soporta el camino
Y andando no se escribe un muñón...

Asi que guardó su bastón
Con su oficio escribia sentado
y ganaba reales, apenas holgado
Para tener una pequeña ranchita
para su flor aun no marchita

Pero el invierno llego un día
y el frio se internó inclemente
y aunque el hombre paciente
buscaba calor insistente
asi flor y hombre moririan

El hombre egoista
Tomo su baston, salio por oriente
a buscar fuego y bebida caliente
pero solo para él, indolente
mientras la flor sucumbia

Y asi paso mucho tiempo. Aquel hombre,
que otrora buscaba su destino
se veia ahora embriagado de vino
nostalgico por su partida
y triste por su flor perdida

Mas oh milagro de la vida
la flor se hizo fuerte, se puso mas linda
resistio el invierno frio
asi mismo que el calor del estío
Pero tiene ahora tambien mil espinas.

Tras los pasos de sus ruinas
vuelve el cobarde a su inicio
hay un bordon, un lapiz y una rosa
pero tambien nota otra cosa
algo que es su desquicio:

Del tiempo el desperdicio
su pie camina vacilante
su lapiz ya no tiene un andante
pues su rosa divina
esa flor de mediodia
tan bella cual es, no permitia
mas de su cobardia.
Sus manos lacera constante
si al tratar de su mano errante
su mundo intenta hurtarle

Que haras hombre cobarde,
si esa rosa es tu vida?

Deberas ser ave atrevida
para sin merecerlo robarle
y un beso en la boca darle.
Sin que por esa hurtadilla
rompas tu mano y mejilla

Deberas cuidarlas de las espinas.